Cuando todavía estaba en el colegio, recuerdo una clase de economía con la señorita Chang. Ese día nos preguntó: “¿Qué harían si hoy les diera $100 mil dólares?”
Nos dio cinco minutos para pensar y escribir nuestra respuesta en un cuaderno.
Cuando el tiempo se terminó, cada uno empezó a compartir sus ideas. Algunos dijeron que se comprarían una casa o un auto lujoso. Yo, por mi parte, había escrito que usaría el dinero para comprar una casa y un carro. Para mí, era la mejor respuesta porque me iba a «rendir» para un montón de cosas.
Cuando dos chicos de mi clase que me dejaron en shock con su respuesta. Dijeron que con una parte del dinero comprarían apartamentos para alquilar y generar una renta mensual, mientras que con la otra parte lo invertirían para aprovechar el interés compuesto.
Esa respuesta me voló la cabeza. Teníamos 14 o 15 años, y yo ni siquiera había considerado que el dinero pudiera usarse de esa manera. No sabía nada sobre generar ingresos, hacer que el dinero trabajara para mí ni mucho menos sobre invertir.
Ese dia entendí que ellos tenían educación financiera que yo no tenía. Ellos pensaban en cómo hacer que el dinero trabajara para ellos, y no al revés. Ahí comenzó mi curiosidad por el mundo de las finanzas y después de muchos años quiero compartir lo que la educación financiera puede hacer por ustedes.
1. Entendí que el dinero es una herramienta
La educación financiera no solo se trata de números; se trata de poder elegir. Decidir si queremos emprender, si queremos viajar, pagar ese curso que hemos querido hacer hacer meses o años, si queremos quedarnos en un trabajo o dejarlo sin miedo. La educación financiera no es solo importante, es la clave para nuestra libertad. Esto es independencia financiera.
2. El mitos que nos frenan
Por generaciones, nos enseñaron que hablar de dinero era de mal gusto, que era egoísta o superficial. Cuantas veces no escuchamos frases como “Los ricos son todos ladrones, desear dinero te hace malo y ambicioso, o esto nunca lo podríamos pagar?
Pero lo cierto es que aprender a manejar nuestras finanzas nos da la posibilidad de ayudar a otros.
Cuando estamos bien económicamente, podemos apoyar a nuestras familias, a nuestras comunidades y a las causas que nos importan.
La educación financiera no es egoísta; es una herramienta para crear impacto y construir un futuro mejor, tanto para nosotras como para quienes nos rodean.
3. Hacer que el dinero trabaje para mí, no trabajar por dinero
Muchas veces pensamos que manejar el dinero es simplemente pagar deudas y ahorrar. Pero la verdadera magia está en aprender a invertir. Hacer que el dinero trabaje para ti, en lugar de trabajar tú por el dinero, es lo que cambia el juego.
Invertir no es solo para los millonarios, ni es tan complicado como parece. Es una herramienta accesible para cualquier persona que quiera dar un paso más allá y construir un futuro sólido.
El momento de actuar es ahora
Hoy quiero invitarlas a algo más que aprender sobre finanzas. Quiero invitarlas a ser parte de un movimiento: donde la educación financiera haga parte de nuestro día a día
La educación financiera nos da herramientas para soñar, planificar y construir la vida que queremos. No importa si estás empezando desde cero o si ya tienes una base; siempre es un buen momento para aprender.
Así que la próxima vez que la señorita Chang me pregunte: “¿Qué harías si tuvieras $100 mil dólares?”, se que mi respuesta va a ser diferente.